Fue un grupo de cerca de
3.000 voluntarios estadounidenses que llegó a España en 1937 para
ayudar al gobierno de República de España, elegido democráticamente,
contra un grupo de militares fascistas rebeldes que habían intentado
tomar el poder por la fuerza. Este fracaso de golpe de estado fue el
inicio de la Guerra Civil española, que duró entre 1936 y 1939, justo
antes de la Segunda Guerra Mundial.
En 1936,
pocos meses después de que se formase el gobierno de la República de
España, un grupo de soldados rebeldes dirigidos por el general Francisco
Franco trató de tomar el poder por la fuerza. Franco era un fascista,
por lo que Mussolini y Hitler enviaron ayuda en forma de suministros,
armas y soldados para destruir a los que apoyaban al gobierno legítimo y
elegido en sufragio. El resto de las potencias mundiales, como Francia,
Reino Unido y los EE.UU. firmaron un tratado de no intervención y, no
sólo no ayudaron a la República, sino que también prohibieron a
cualquiera de sus ciudadanos viajar a España para luchar.
Es
en este momento cuando la Internacional Comunista, organizó el
reclutamiento de voluntarios de cualquier país que quisieran ir a España
para luchar en apoyo de la democracia y contra el fascismo. A este
grupo de voluntarios se les llamó Las Brigadas Internacionales. En estas
brigadas había gente de todo el planeta: canadienses, británicos,
irlandeses, franceses, rusos, polacos, alemanes, chinos, Neozelandeses,
... Hubo incluso un japonés y, por supuesto, estaban los voluntarios
estadounidenses. Así que no es de extrañar que, a veces, los
historiadores se refieran a la Guerra Civil Española como la primera
batalla de la Segunda Guerra Mundial.
Se estima
que los voluntarios, entre los que se encontraban no sólo soldados,
sino también médicos, enfermeras, conductores de camiones y
ambulancias, etc., fueron alrededor de 2.800 y 3.000 personas. A los
voluntarios de las Brigadas Internacionales se les agrupó de acuerdo a
su nacionalidad o idioma, y los estadounidenses se unieron en un
batallón al que bautizaron como la Brigada Lincoln.
Este
batallón tenía voluntarios de todas las clases sociales, religiones y
razas. No había ninguna diferencia entre ellos. No se hacían
distinciones. Allí estaban todos como hermanos y hermanas luchando codo
con codo contra el fascismo.
Entre estos
voluntarios había aproximadamente 90 afroamericanos, ciudadanos que
frustrados y cansados de vivir todos los días con la discriminación,
el racismo y la intolerancia en los EE.UU. y para los que el fascismo
era la viva representación de ese mal. Entre estos voluntarios
afroamericanos estaba Oliver Law, sindicalista y activista de los
derechos de los trabajadores, que pasaría a la historia como el primer
afroamericano en la historia en comandar una unidad totalmente integrada
por estadounidenses de diferentes razas. Él es el protagonista de esta
historia.
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